Señoras y señores, ¡buenas noches!

 

Le doy la bienvenida a los Embajadores y a las Embajadoras que nos acompañan, a los representantes de las empresas húngaras presentes en Colombia, como Gedeon Richter y Aguas de Budapest. Doy también la bienvenida a nuestros socios colombianos, y a los miembros del Círculo Húngaro de Colombia. Un saludo especial a Elena Amanda Restrepo Marci, que hoy ha adquirido la nacionalidad húngara. Saludos a Rafael Blanco, el presidente de la junta directiva del Club Nogal, a los directores de la Cancillería, a la rectora de la UniMeta, los representantes de la Universidad Nacional, a los directores y representantes de organizaciones civiles e internacionales. Bienvenidos todos y todas los y las que hoy nos acompañan en este hermoso lugar.

Los colombianos son gente directa, muy a menudo me preguntan de dónde soy. De Hungría, les digo. ¿De Hungría? Sin pena alguna, preguntan, y adivino por sus caras y gestos que no saben en dónde queda eso. Está en Europa, digo, miembro de la Unión Europea, Europa Central. Eso ayuda un poco. La palabra clave suele ser Budapest.

Y luego viene el resto, principalmente preguntan en segundo lugar sobre el idioma que hablamos en Hungría. Bueno, sí, eso es difícil de explicar.  Ni eslavo, ni latino, ni germánico. Tenemos parientes, pero son tan lejanos que no nos entendemos, como casi cualquier familia normal. Hace más de mil años que existimos como Nación y Estado, muchos anos bajo el dominio de países extranjeros. Los últimos 50 bajo la dictadura comunista soviética, de la que nos liberamos en 1989.

 

Nos hemos reunido hoy, para celebrar juntos el 175 aniversario de uno de los acontecimientos más importantes de la historia húngara. En 1848, la ola revolucionaria conocida como la Primavera de las Naciones recorrió Europa. Los ciudadanos de más de 50 Estados se echaron a la calle coreando el triple lema francés de "Igualdad, Libertad, Fraternidad". Fue la mayor manifestación de este tipo en Europa, generó un cambio que aún hoy sentimos.

Colombia en ese entonces se llamaba Nueva Granada. Venezuela y Quito llevaban casi 20 años separadas, y el país recién formado intentaba definir su identidad, cuando llegaron los vientos europeos de cambio. Bajo la bandera de los lemas de la Revolución Francesa, este año se formó el Partido Liberal, que se convirtió en uno de los principales protagonistas de la historia moderna de Colombia.

Pero volvamos 10.000 kilómetros al este, a Hungría, un país centroeuropeo que también fue barrido por los vientos del cambio. El 15 de marzo, una multitud descontenta, organizada por los jóvenes de Pest-Buda, marchó para reclamar la libertad de prensa, la liberación de la nación húngara que se encontraba bajo el dominio austriaco, la libertad de los presos políticos y finalmente, la independencia. La gran figura y líder de la jornada fue Sándor Petőfi, poeta que se convirtió en figura destacada del movimiento al leer su poema, escrito para la ocasión, en tono incendiario ante la multitud.

 

„Al Dios de los húngaros/ Le juramos/ Le juramos, que esclavos más/ no seremos.” El estribillo del poema fue coreado por toda la multitud. Así comenzó la lucha por la libertad, que condujo a la formación de un gobierno húngaro independiente.

Sin embargo, en 1849 los ejércitos de la Monarquía lo ahogaron en sangre, y Petőfi, el poeta, murió en una batalla. La idea de la revolución perduró durante mucho tiempo. Sus banderas se escondían en desvanes y el lema de la revolución se recitaban en secreto: Éljen a magyar szabadság, éljen a haza - Viva la libertad húngara, viva la patria

Petőfi, que murió trágicamente joven, se ha convertido en un icono nacional. Este año celebramos el bicentenario de su nacimiento, en Hungría y en todo el mundo, hasta aquí en Colombia. Petőfi era hijo de la gran llanura húngara. Por lo que este año le pondremos su nombre a un parque en Villavicencio, ciudad de la gran llanura colombiana, donde develaremos una placa y un fragmento de su poema. Se publicará un libro con sus poemas junto con obras de autores colombianos.

Todo ello tendrá como telón de fondo otro aniversario, el cincuentenario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Colombia y Hungría. Las relaciones consulares entre ambos países se establecieron en 1968, y se elevaron a la categoría de embajadas en 1973. En 2006 se cerró la Embajada de Hungría en Bogotá, que fue reabierta el 20 de octubre de 2017 por el ministro de Asuntos Exteriores, Péter Szíjjártó. Poco después, en 2018, se abrió la Embajada de Colombia en Budapest. Entretanto, también se ha organizado la vida civil: se ha fundado el Círculo Húngaro de Colombia, a cuyos miembros, muy activos, quiero dar la bienvenida entre nosotros.

Este año celebramos estos cincuenta años, tanto en Budapest como en Bogotá. Mencionaré sólo algunos de los eventos que marcan este año destacado. En enero, el distinguido pianista húngaro Balázs János fue invitado al Festival de Música de Cartagena; la Compañía de Ballet Győr vendrá a Bogotá; presentaremos una obra de Béla Bartók en el Teatro Colón; estamos planeando una exposición de arte conjunta.

Se organizan foros empresariales y eventos deportivos. En el campo de la ciencia y la educación también tendremos programas prioritarios: celebraremos conferencias húngaras en varias universidades; y una delegación visitará próximamente el departamento del Amazonas, donde esperamos iniciar una cooperación a largo plazo.

 

Este año estableceremos el primer lectorado húngaro en la Universidad Nacional, que permitirá el estudio de la lengua y la cultura húngara a nivel universitario. Nuestro popular programa de becas, el Stipendium Hungaricum, ofrecía hasta ahora cuarenta plazas a Colombia. Ahora se han aumentado a 50 a partir de este año, en honor del 50 aniversario. Estamos a punto de firmar un nuevo acuerdo sobre la cooperación agrícola: área a la que hemos decidido dedicar mayores esfuerzos. La colaboración de ambos países en este rubro es de suma importancia y con gran futuro. Nos encontramos revisando la cooperación deportiva, involucrando universidades del deporte, y nos encontramos desarrollando dos acuerdos técnicos de mucha importancia.

Desde la reapertura de nuestras embajadas hemos participado en varios programas de cooperación. Hemos trabajado en un programa internacional de reintegración en Putumayo en el marco del Fondo Fiduciario Europeo. Hemos instalado un contenedor sanitario en La Guajira y una unidad móvil de purificación de agua en Anolaima. Un deporte inventado en Hungría, el teqball, ha llegado a Colombia - nacido de la unión del ping-pong y el fútbol. El fabricante de estas mesas tan especiales ha donado 54 y han sido colocadas en distintos puntos del país. Esto con la ayuda del Comité Olímpico Colombiano y ONU HABITAT. Esperamos que este deporte pronto se convierta en deporte oficial y reconocido en Colombia.

 

Llegué a Bogotá hace exactamente un año. Fue un ano de cambios. En este tiempo, casi todo el personal de la embajada ha cambiado. El Gobierno y la política colombiana también han cambiado, Europa ha cambiado, nos enfrentamos a una guerra peligrosa y a la amenaza de una escalada, a la crisis energética, económica y climática. En este tema, compartimos objetivos comunes con Colombia. En ambos países estamos interesados en la transición a una energía sostenible y limpia.

Al igual que Colombia, Hungría está buscando formas de superar y frenar la crisis económica, utilizando recursos propios de forma más eficiente posible. Y al igual que Colombia en su territorio, pedimos negociaciones de paz inmediatas en la guerra en nuestras fronteras, para lograr la paz que se requiere en todos los rincones de nuestro planeta.

Señoras y señores, Excelencias. Ha sido un periodo lleno de eventos y desafíos, y tenemos mucho trabajo por delante. Como mujer, como embajadora, trabajaré por los derechos de las mujeres, las niñas y niños, las mujeres cabezas de familia y por el bienestar y unidad de las familias.

Sigo emocionándome de la Amazonia, es un sueño de infancia hecho realidad. Haré todo lo que pueda para ayudar a proteger una de las últimas maravillas de la naturaleza: el pulmón del mundo. Como periodista y antropóloga, me fascina la diversidad de Colombia, la profundidad y el conocimiento conmovedor de sus culturas indígenas.

 

Un año ha pasado volando y me temo que los tres siguientes no tardarán en llegar. Así que estoy intentando conocer y aprender todo lo que pueda sobre este hermoso país, y trabajar para acercarnos a pesar de los 10.000 kilómetros que nos separan.

¡Brindemos por ello! Estoy encantada de que me honren con su presencia y su atención.

Durante y después del brindis, echen un vistazo al proyector para saber más sobre los paisajes, la comida y los inventos húngaros. Se sorprenderán.

Permítanme despedirme con el lema de la revolución, que nunca pierde vigencia: ¡Viva la libertad húngara, viva la patria!

 

Éljen a magyar szabadság, éljen a haza!